Un mendocino de 28 años pidió a los medios de comunicación la ayuda de un exorcista o un psiquiatra para tratar a su esposa, ya que aseguró que hace ocho meses que la mujer sufre de extraños ataques que le dan una fuerza sobrehumana.
El pueblo de Tres Porteñas, donde vive la pareja, cree que la joven está "poseída por el demonio". Se trata de una población de 9 mil habitantes, ubicada en la zona central de Mendoza, donde hay muchos viñedos.
"Ahora necesitamos que un psiquiatra y un sacerdote con experiencia en este tipo de casos nos ayuden", pidió.
Los vecinos de Tres Porteñas, por otro lado, aseguran que en sus paseos nocturnos "la chica camina como si no tocara el suelo y tiene la mirada totalmente perdida".
Annaliese comenzó a padecer extraños ataques con tan solo 16 años. Los especialistas le diagnosticaron Epilepsia, permaneció ingresada en el Hospital Psiquiátrico de Würzburg.
Aunque al salir del hospital Psiquiatrico Annliese pudo realizar una vida normal y acabar sus estudios, ella le comentaba a sus familiares y psiquiatra que en ocasiones escuchaba voces y veía cosas demoníacas, con lo que sus padres comenzarón a pensar que su hija estaba poseída.
En verano de 1973, los padres acudieron a la parroquia local solicitando a los religiosos que su hija fuera sometida a un exorcismo. En principio, todos ellos lo rechazaron, ya que la doctrina de la Iglesia Católica con respecto a estas prácticas es muy estricta. Entre otras cosas, los poseídos, según la Iglesia, deben ser capaces de hablar lenguas que nunca han estudiado, tener poderes sobrenaturales, y mostrar una gran aversión hacia los símbolos religiosos.Poco después, el párroco Ernst Alt, considerado un reputado experto en la materia, creyó probar que Anneliese reunía las condiciones suficientes para considerarse endemoniada y consiguió el permiso de las autoridades eclesiásticas para realizar un exorcismo siguiendo los pasos del Rituale Romanum.
Durante las sesiones (muchas de ellas documentadas de forma audiovisual), Anneliese manifestó estar poseída por hasta seis demonios diferentes, incluidos Lucifer, Belial, Caín, Judas Iscariote y Nerón. También afirmó estar bajo el poder de los espíritus de Hitler y de un párroco caído en desgracia. El exorcismo se prolongó durante un año y finalmente Anneliese murió a los 23 años. Está registrado que las últimas palabras que la joven dijo a su madre fueron "Madre, tengo miedo" y que la última frase que dirigido a los exorcistas fue "Por favor, pidan la absolución". La autopsia de Anneliese atribuyó el fallecimiento a la desnutrición y deshidratación. Antes de eso, se había destrozado las rodillas en ataques de genuflexión compulsiva.
Este hecho, inspiró los filmes: El Exorcismo de Emily Rose y Requiem (El exorcismo de Micaela).Días antes de su muerte los padres aseguran que en el pasillo donde estaba la habitación de su hija en varias ocasiones se podían ver figuras que corrían de un lado para otro. Muchas de las personas cercanas a Anneliece dicen que ella murió luchando contra los demonios que la asechaban día y noche.Los padres y los curas que realizaron el exorcismo fueron procesados judicialmente dos años después, en 1978, y hallados culpables de negligencia médica.
Encarnación Guardia Moreno, contaba con 36 años cuando decidió someterse a un ritual exorcista creyendo que un diablo poseía su cuerpo. Ese ritual le costaría la vida. Sucedió en el Albaicín granadino, el 1 de febrero de 1990.
Encarnación había sido invitada a una sesión de espiritismo por una tía suya que aseguraba tener dones de mediumnidad y comunicarse con una entidad que "hablaba a través de ella". Ese día, el espiritista sería un curandero conocido como Mariano Vallejo "El Pastelero". En el transcurso de la ceremonia, éste dijo que "veía" como un ser demoníaco estaba intentando apoderarse del cuerpo de Encarnación, y la mujer se fue a casa asustada.
A pesar de su escepticismo inicial, la idea la fue obsesionando poco a poco, hasta el punto de "sentir algo raro en el interior". Sus dos primas, también asiduas a las sesiones espiritistas, no tuvieron dificultad en convencerla que volviese al lugar para que el Pastelero expulsara al ser, y así librarla del demonio.
A las cuatro de la tarde del día siguiente, al ver que no regresaba a casa, una de sus hermanas acude a buscarla preocupada a casa de sus primas, pero una vez allí no la dejan entrar diciéndole que "no debía interrumpir la sesión". La mujer cuenta lo ocurrido a su padre, y ambos acuden otra vez a la casa. Al entrar, y para su sorpresa, encuentran el cuerpo de Encarnación desnudo y amoratado en el suelo en medio de un charco de sangre...
Rápidamente, el cuerpo malherido es trasladado a un hospital granadino e ingresando en Cuidados Intensivos, pero fallece al día siguiente a consecuencia de un edema cerebral, por una gran cantidad de sodio ingerida que había afectado a su sistema nervioso.
El hecho es inmediatamente denunciado a la policía, que detiene como presuntos culpables de un delito de homicidio a Mariano Vallejo, a Enriqueta e Isabel Guardia Alonso, primas de la fallecida, y a Josefa Fajardo, su sobrina, aunque investigaciones posteriores darían como resultado la implicación de más personas acusadas de complicidad, como María Alonso Vaca, la propietaria del apartamento.
Enriqueta, una de las personas que presenciaron el brutal crimen, asegura que antes de la muerte de Encarnación todos estaban aterrorizados, pues ésta repetía constantemente "presa de un ataque de histeria y gritando como una verdadera poseída que era la esposa de Lucifer, y que iba a engendrar al demonio si no la ayudaban".
Esta actitud de la víctima que según los informes médicos era producto de una depresión nerviosa, fue interpretada como una posesión demoníaca, y la mujer empezó a ser sometida a numerosas torturas, cada una más brutal que la otra, con la finalidad de impedir que naciese tal diablo. El macabro exorcismo se desarrollaría en tres etapas:
En un principio, Encarnación se vio obligada a ingerir una pócima compuesta por 250 gr. de sal diluida en agua, bicarbonato y aceite, lo que le produciría un coma profundo del que no llegaría ya a salir. Después, el mismo Pastelero le propinó una brutal paliza lesionándola por todo el cuerpo además de golpearla lanzándola varias veces contra la pared.
Y para concluir la ceremonia, acompañado por una de las familiares de la víctima procedió a la expulsión del demonio... destrozando el recto de la "poseída" con una barra de hierro y desgarrando con sus manos la vagina para extraeerle el paquete intestinal, según sus propias palabras, con el propósito de "desprender del interior de su cuerpo el engendro de Satanás".
En este singular caso lleno de hipótesis y contradicciones para justificar su causa, además del exorcismo, se ha barajado también la posibilidad de que la víctima estuviese embarazada de seis semanas y el supuesto ritual no fuese más que un aborto casero. La autopsia rechazó está explicación al determinar que la víctima no estaba embarazada.
Por otro lado, se cree que todo fue un acto de sadomasoquismo llevado a un límite demasiado extremo, entre la víctima y el Pastelero. Algunos familiares hablan de las inclinaciones masoquistas de Encarnación, y todo el pueblo conocía al hombre como una persona extremadamente violenta.
El juicio, considerado como uno de los más famosos en la crónica negra, daba comienzo el 15 de enero del año 1992 con las declaraciones de los acusados. Debido a las constantes contradicciones, el reparto de las culpas no quedó en esos momentos claramente definido. Vallejo admitió haber realizado las prácticas exorcistas a petición de los familiares de la víctima y siguiendo las indicaciones de Encarnación, que le iba indicando cada uno de los pasos que tenía que dar para conseguir la expulsión demoníaca.
También acusó a Enriqueta e Isabel de haber sido quienes convencieron a la víctima a comparecer en el ritual, además de estar presentes y haber preparado la pócima de sodio. Pero éstas negaron toda participación, acusando a su vez al Pastelero de haber forzado a la víctima a someterse al macabro ritual.
Josefa Fajardo reconoció haber sido la encargada de introducirle la mano por el ano a la víctima y pincharle la vagina con una aguja caldeada al fuego, afirmando que todos habían contribuido a la "expulsión".
Pili Abeijón
Criminóloga
El caso de la monja Maricica Irina Cornici, de 23 años, quien murió durante una práctica de exorcismo en la que fue atada a una cruz durante tres días, ha estremecido a Rumania.La monja murió la semana pasada en un convento del noreste de Rumania después de permanecer atada a una cruz, amordazada con una toalla y sin comida durante tres días, dijeron las autoridades. Un monje rumano y cuatro monjas fueron acusados del asesinato. Daniel Petre Corogeanu, el monje detenido, ha permanecido desafiante, insistiendo que trataba de quitarle el diablo del cuerpo a Cornici.

La monja recibió medicación y fue dada de alta el 20 de abril. Fue puesta al cuidado del convento de la Santísima Trinidad, en la cercana población de Tanacu. Se pensó que retornaría en 10 días, pero nunca lo hizo. Corogeanu, un monje de barba roja que trabajaba como sacerdote del convento y al parecer encabezó el ritual de exorcismo, dijo a medios periodísticos que su intención había sido quitarle a la monja el diablo del cuerpo. Indicó que habían tenido que atarla pues era violenta y se negaba a beber agua bendita. "Tengo miedo que si voy a ese monasterio, también me crucifiquen", dijo Ioan Hristea, de 52 años, un ex soldador que sufre de epilepsia y fue hospitalizado con Cornici.
Gillingham, Inglaterra (AP).- Una tranquila residencia ubicada a orillas del mar se ha convertido en la mansión del terror, pues en ella una niña de tres años de edad es aparentemente víctima de convulsiones cuando se le pone en presencia de un crucifijo. La criatura esta poseída por un espíritu maligno, dice su madre, Christine Adams. Una entidad sobrenatural se ha apoderado de la infante y de la modesta vivienda de esta pequeña ciudad de la costa de Kent.
Un buen día la inocente se puso a platicar con una persona invisible, utilizando palabras que una niña de su edad no podía conocer y, a veces, se respondía a sí misma con una voz mas grave, como de un adulto.
Sin embargo, cada vez que la niña se acercaba a la cruz, su rostro se crispaba. Tensaba los dedos como garras y mostraba los dientes. Era algo horrible.
Tiempo después los padres de la niña mandaron traer a la médium Elizabeth Langridge, quien después de una sesión en la casa declaró " no hemos visto nada, pero hemos detectado fuerzas indeseables. Un espíritu se sirve de esta niña", finalizó.
Tiene un físico frágil e inquietante, pero es capaz de echarle un pulso, siempre vencedor, al mismísimo «Príncipe de este mundo». A sus 33 años (la edad de Cristo), José Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema de la diócesis de Alcalá de Henares, se ha convertido en uno de los más brillantes exorcistas del mundo. Capaz de conjugar la teoría (tiene una tesis doctoral sobre el diablo) con la práctica del exorcismo, de descubrir a los posesos incluso por teléfono y de echar al diablo en unas cuantas sesiones. El padre Fortea viste sotana rigurosa («salvo cuando vengo a Madrid, para no llamar la atención») por la admiración que siente hacia otro sacerdote exorcista: el santo cura de Ars. Considerado uno de los mejores demonólogos del momento, ha realizado ya más de una veintena de exorcismos y, desde la publicación de su libro Demoniacum (Belacqva), los casos que le llegan «se han multiplicado por 1.000». Y eso que muchos de ellos los atiende telefónicamente.«Me llama mucha gente diariamente.
1. El exorcista coloca un crucifijo ante el poseso.